Maruja Mallo, Loewe y otras grandes colaboraciones entre el arte y la moda

Como parte de la profunda renovación de Loewe de Jonathan Anderson, y tras ya una década en la casa española, Anderson ha convertido a la firma en un referente de la intersección de la moda y las artes gráficas. Para cada colección, el diseñador irlandés selecciona un artista cuyo trabajo incluye en el imaginario de sus diseños.

Esta última colección ha escogido a Maruja Mallo, artista gallega de nacimiento y perteneciente a la corriente surrealista española. Su serie “Naturaleza Viva” ha servido de inspiración para la nueva pre-colección de Loewe, incluyendo sus bodegones con formas de vida marina y flores. Como artista y principal representante femenina de la Generación del 27 en pintura, su papel fue directa o indirectamente un mensaje de esperanza a mujeres creadoras de la historia. Recientemente, hemos recibido en tienda el vestido de Loewe Maruja Mallo con una de las ilustraciones de la artista.

El componente artístico de la moda es un pilar fundamental de OTTODISANPIETRO. En nuestros espacios físicos, y en el carácter de las selecciones de tesoros que realizamos, conviven simbióticamente múltiples elementos de la paleta creativa humana. Tanto la moda como arte como la retroalimentación entre moda y artes plásticas son entonces algo tangible. El poder expresivo de la ropa es parte de lo que caracteriza a las grandes firmas, que incorporan su legado histórico con distintas fases y colaboraciones creativas. Ocasiones como esta intersección entre Maruja Mallo y Loewe son el resultado de décadas de colaboración entre artistas y firmas de moda. Hoy os hablamos de otras tres colaboraciones famosas entre artes plásticas y moda de autor.

Cass x Prada: un icono del lujo y otro de la Generación Z

El artista Cassius Hirst (hijo de Damien Hirst) tuvo en 2022 la oportunidad de colaborar con Prada en el rediseño de sus sneakers más famosos. Las deportivas American Cup de la gama Prada Linea Rossa fueron reimaginados por el artista a través de sus capas con diseños únicos. En estos, el motivo clave fue la resonancia del cerebro del artista, que se convierte en un moderno fondo para estas deportivas.

El escáner médico de Hirst simboliza para él el origen del pensamiento y un ancla para tiempos de incertidumbre. Como parte de la campaña, el creativo compuso también una banda sonora que aparece en los anuncios de la marca. Esta acción coordinada apela al culto a las zapatillas deportivas, que en la cultura moderna y el streetwear han ganado tracción hasta generar colas kilométricas para su compra. El artista llevaba ya tiempo personalizando su propio armario de sneakers, ganando seguidores con su trabajo en redes sociales. La gama de Prada x Hirst, modelos limitados de deportivas de coleccionista, fue la primera colaboración que Miuccia Prada accedió a llevar adelante con su firma gracias al componente creativo y original.

Comme des Garçons y Cindy Sherman: la anti-oda a la fotografía de moda

Allá por 1994, Rei Kawakubo (de Comme des Garçons) y Cindy Sherman (la artista de las mil caras) realizaron una serie de fotografías que se convertirían en la campaña de la temporada de CDG. Ambas artistas, conocidas por cuestionar totalmente el status quo de sus respectivas industrias se unieron para desafiar todavía más los convencionalismos de la época.

Rei Kawakubo, referente indudable de la moda desde los 80, siempre guió su trabajo desde dos perspectivas: el desafío de las convenciones de la ropa occidental (que tenía unas reglas muy conservadoras para su criterio), y el alma del sector del arte contemporáneo. Así, su conceptualismo se sumó al clima anti-moda de Cindy Sherman, artista de la performance conocida por su capacidad de transformación ante la cámara. Ambas crearon una colección simbólica en la moda, rompiendo los esquemas de lo que se consideraba una campaña de moda.

El vestido Mondrian de Yves Saint Laurent: referente desde 1965

Debíamos acabar este artículo con quizás el mayor referente de moda y arte en la historia reciente: el vestido Mondrian de Yves Saint Laurent. En su propia década de auge, Yves Saint Laurent decidió unir su pasión por la policromía y el arte con el trabajo de Piet Mondrian, lanzando el famoso vestido ya establecido en el imaginario colectivo.

Las piezas, compuesta de las figuras del famoso cuadro “Composición en rojo, amarillo y azul”, formaban una gama de vestidos de cocktail de corte recto sesentero de Saint Laurent con el amor por la geometría de Piet Mondrian. Esta acción fue parte de una generación de desafíos a la moda, liderada por creadores como Saint Laurent, André Courréges y Pierre Cardin. Esta generación de diseñadores afincados en el París de la época comenzaron a trazar puntos de unión entre la moda y la cultura contemporánea, como inspirarse en la exploración espacial o en el auge de los grupos de música.

Como se puede ver de acciones colaborativas como estas, la moda y el arte llevan un lazo intrínseco. La distinción en la nomenclatura, a la hora de hablar de moda y arte como conceptos separados, tan solo se vuelve necesaria a la hora de contextualizar el propósito de muchas de estas obras: el ser llevadas por alguien. Si bien la moda podría caracterizarse como arte llevable, particularmente en la alta moda, no podemos ignorar que incluso algunas de estas piezas están pensadas como elementos de museo y no como objetos de consumo.