BOTTEGA VENETA: consistencia y artesanía

El viaje de Bottega Veneta está definido por la consistencia y lealtad a sus valores: sin logos ni grandes alardes; poniendo técnica sobre extravagancia. La calidad exhaustiva de cada pieza, comenzando por sus famosos bolsos Bottega Veneta de intrecciato, habla por sí misma. El mismo intrecciato, una forma de entretejido del cuero para reforzar su durabilidad, es una marca registrada de la marca. El nombre de la firma se traduce, del italiano, como “tienda veneciana”.

Fundada por Renzo Zengiaro y Michele Taddei en 1966, el dúo de empresarios italianos hicieron de la necesidad virtud. Partiendo de maquinaria que solo podía trabajar con tejidos de baja densidad, decidieron utilizar pieles ultrafinas para que sus fibras pudiesen funcionar con la maquinaria. El resultado es uno de los materiales y técnicas artesanales de las más reconocibles y emuladas del mundo.

Sin embargo, su comienzo no fue fácil. La que ahora se encumbra como una de las directoras de la moda internacional, sufrió las consecuencias del maximalismo de los 70 y los 80 hasta el punto de crisis. Su ethos de simplicidad y técnica sobre el participar en los flashes de color y exceso de su época los llevaron a abandonar su firma y dejarla en manos de la ex mujer de Michele, Laura Moltedo. Laura trazó un plan de consistencia y continuidad, manteniendo la ética y tecnología de la marca hasta que llegase el clima ideal para que la firma floreciera.

Con relaciones con la élite global, incluyendo un corto dirigido por Andy Warhol en su momento, la firma siguió paso a paso abriéndose un hueco en la industria. Por aquel entonces, su filosofía reservada y discreta fue su mayor handicap, causando que pocos fuera de círculos específicos conociesen la marca. Así que, para expandir sus posibilidades, relanzaron su ready to wear con una línea más amplia de ropa y accesorios. El creativo Giles Deacon, conocido en la industria por su versatilidad, se encargó del ready to wear.

En 2001, Gucci adquirió gran parte de Bottega Veneta y se lanzó a una reforma profunda de la marca. El nombramiento de Tomas Maier, que se encargó del ready to wear de la firma hasta 2018, se volvió una operación de recuperación de la identidad de la marca. Hasta 2005 no presentó su primera colección de ropa, centrando su atención en los accesorios de la firma durante este tiempo. El famoso capazo de Bottega nace en esta época, estableciendo la que sería una de las siluetas más identificativas de la casa. El intrecciato se volvió omnipresente, relanzando a la marca de su pozo de bancarrota.

Maier funda también una escuela para educar a los próximos artesanos de la firma, llamada Scuola della Pelletteria. La ropa Bottega Veneta entró entonces en una relativa primavera, que sufrió de altos y bajos hasta el giro pivotal de su dirección creativa en 2018. Daniel Lee fue entonces nombrado, centrado en conectar la firma con las generaciones más jóvenes y el mainstream gracias a piezas y campañas más coloridas y llamativas. Con el apoyo del grupo Kering, el joven creativo llevó a la firma al estrellato con su perfecto equilibrio entre el alma de la marca y las necesidades de la cultura popular. Y en 2021, su sucesor Matthieu Blazy llevó su trabajo varios pasos más allá: simplificando el ready to wear de la marca y reforzando el aspecto artesanal de sus bolsos en un tiempo de revalorización de lo hecho a mano.