LA SENSIBILIDAD DE VICTORIA BECKHAM
Victoria Beckham es, quizás, uno de los casos de reinvención más notables en la moda contemporánea. Antes de lanzar su propia línea, Victoria conquistó al mundo como Posh Spice, algo que cimenta (pero no sobrecoge) su influencia. De hecho, el grupo sirvió como medio para enamorarnos de la figura amante de la moda que es Victoria Beckham.
Sus estilismos, sus colaboraciones y su abierta afición por la moda desde joven hicieron que la industria se rindiera a sus pies. De su imagen surgieron colaboraciones con grandes firmas, y un interés que la llevó a fundar su propia firma. Así, lo que comenzó con diez vestidos en una suite del Waldorf Astoria en 2008, se ha convertido en una firma de lujo contemporánea con presencia global.
Pese al poder de su influencia, el ascenso de su firma no fue inmediato ni sencillo: el mundo de la moda recibió con escepticismo su transición de icono e imagen de marcas a diseñadora de su propio imaginario. En ese momento. Beckham decidió demostrar su valía y apostar por alejarse del espectáculo. Su estrategia se orientó hacia trabajar su precisión, su dedicación y una visión estética coherente y con propósito. Conocida por el Victoria Beckham street style, la creadora tendría ahora que labrarse un camino propio y ganarse la confianza de la industria de la moda.
Su estrategia dio sus frutos, logrando construir un lenguaje reconocible, entre la sobriedad británica y el pulso femenino contemporáneo. Desde sus inicios centrados obsesivamente en el corte y la silueta, a colecciones más recientes que exploran la suavidad, la sastrería y la belleza funcional, VB ha consolidado un universo estético que trasciende su nombre.


















