La firma fue creciendo sin perder su alma independiente. En 2006, debutó en la Semana de la Moda de París con una propuesta minimalista y muy gráfica. En 2008, inauguró su primera boutique parisina en el Palais Royal. A partir de ahí, Acne Studios logró consolidar un imaginario estético para la firma: un lenguaje escandinavo con un espíritu más rebelde y maximalista. El denim bruto, el punto maxi y las siluetas conceptuales se convirtieron en códigos inconfundibles de la ropa Acne Studios.
Johansson nunca quiso crear una marca de moda al uso. Desde su sede brutalista en Floragatan 13, antigua embajada checoslovaca en Estocolmo, ha creado un sistema de producción que abarca ropa, calzado, muebles, exposiciones, publicaciones y colaboraciones con artistas de todo el mundo.
“Lo que más disfruto es trabajar de cerca con mi equipo y ver que puedo impresionarles. Cuando eso ocurre, puedo volver a casa flotando”.
Jonny Johansson
Acne Studios funciona como un complejo entramado cultural. A través de sus campañas, publicaciones y colaboraciones, ha trazado una constelación creativa que conecta la moda con las expresiones artísticas más variadas. Desde lo más urbano a lo más elevado. Para Johansson, la ropa es un medio, no un fin.
Uno de sus proyectos más influyentes ha sido el conocido Acne Paper, una publicación semestral que mezcla editorial, ensayo, fotografía y diseño con la sensibilidad de un objeto artístico. Bajo la dirección de Thomas Persson, por sus páginas han figurado nombres como Tilda Swinton, David Lynch, Lucian Freud, David Bailey, Irving Penn, Paolo Roversi o Roe Ethridge. En 2025, la marca reabrió su tienda del Palais Royal como una galería viva para acoger exposiciones ligadas al universo de Acne Paper.
Las colaboraciones con artistas forman parte de su ADN desde antes de ser una moda. Desde las sensacionales campañas con William Wegman y sus perros Weimaraner, hasta homenajes a pintores como Larry Stanton, Acne Studios ha hecho del arte una extensión natural de su propuesta. Katerina Jebb, Hilma af Klint, Jack Pierson, Peter Schlesinger o Shona Heath han contribuido a moldear una firma que expresa desde lo multidisciplinar.
Como músico frustrado y observador meticuloso, Johansson ha explorado in extenso el cruce entre moda y contracultura: el punk, el folk nórdico, el rock, la psicodelia. En sus colecciones, la elegancia se ve subvertida con toques disonantes. Sus prendas hablan desde el margen, desde un lugar donde imperfecto y conceptual conviven con rigor técnico y precisión estética.
Un detalle famoso es el icónico logo Face, un emoticono escandinavo inspirado en la palabra lagom, término que expresa lo justo, lo exacto, lo necesario. Ni mucho, ni poco.