EL ESTILO DE SEXO EN NUEVA YORK
¿Qué llevaría Carrie Bradshaw si comprara en OTTODISANPIETRO?
Más de dos décadas después de su estreno, la serie de HBO Sexo en Nueva York se mantiene como una referencia en el imaginario de la moda. Pero no se trata solo de estilismos, sino del estilo detrás de cada personaje. De su intención, su ironía, sus deseos.
La diseñadora de vestuario y estilista Patricia Field supo traducir a la perfección la identidad de cada personaje, reuniendo piezas que decían tanto como sus actrices. El resultado son algunos de los estilismos más icónicos de la historia de la moda. Porque si algo nos enseñaron Carrie, Charlotte, Miranda y Samantha es que la ropa no solo cuenta quiénes somos, sino quiénes queremos ser. Incluso, cuando aún no lo sabemos del todo.
Imagen de Martamenchini en Wikimedia.org - Recortada y editada en blanco y negro
Hoy, imaginar qué vestirían en 2025 es casi un juego nostálgico. ¿Qué llevarían las chicas de Sexo en Nueva York si compraran en OTTODISANPIETRO? ¿Qué firmas relatarían sus nuevas vidas, sus nuevos amores, y por supuesto, sus nuevas crisis?
Encontramos las respuestas. Desde la elegancia contemporánea de The Row, hasta la mediterránea sensualidad de Jacquemus. Repasamos las marcas y tendencias que encajarían tan bien como a Carrie un zapato de la 38.
El estilo de Carrie Bradshaw
La auténtica fashionista del grupo. Carrie representa la creatividad, las multitudes de Oscar Wilde, y nunca se conformó con lo clásico ni lo evidente. Vestía como escribía: con humor, ironía, riesgo y anhelo. Su estilo pulsa una cierta verdad emocional en cada look. Para ella, la moda es narrativa. Es por eso que, en 2025, Carrie buscaría algo como Loewe; un nuevo universo de posibilidades. Siluetas escultóricas, guiños al arte y a la artesanía, piezas que inquieren y expresan al mismo tiempo.
Evidentemente, gracias a sus looks de Galliano, sabemos que la veríamos obsesionada con Maison Margiela. Su juego deconstructivo casa a la perfección con ese impulso de destacar y reinventarse constantemente. En sus días más románticos, Chloé o Victoria Beckham serían su salvación, gracias a una feminidad elegante pero moderna.
Al hilo de la modernidad, firmas como Celine (exclusiva de tienda física) y Alaïa no faltarían en su armario, acompañándola a sus brunch de domingo y a esas (complicadas) citas con Mr. Big. Y por supuesto, para hacer cola en el Soho House, y para sus firmas de libros, los zapatos de Aquazzura serían su primera opción sin duda. Y puede que cayese alguna sandalia de The Row y Loewe.
Samantha Jones
La que arriesga, y gana. Samantha no es de pedir permiso. Su estilo se expresa igual que ella: en alto y con claridad. Pisa (muy) fuerte, y nos ha invitado más de una vez a vivir nuestra verdad sin prejuicios. Desde luego, no teme el qué dirán. En 2025, mantiene su reinado del statement look, con colores vivos como rojos, dorados, azules y opulentos verdes.
Samantha gravitaría sin lugar a dudas al perchero con La DoubleJ o Jacquemus: estampados vivos, cortes atrevidos y una alegría de vivir única que lleva siempre en la piel. Para sus looks con aire más ejecutivo, y discutir por campañas para Smith, optaría seguramente por Saint Laurent y Gucci: firmas de lujo clásico y con estéticas lujosamente marcadas.
A la hora de sus fiestas y noches por Nueva York, Atlein y Alaïa serían su templo de referencia: siluetas arquitectónicas, una sensualidad inteligente y piezas diseñadas para mujeres sin miedo. Como Samantha.
Pero no olvidemos aquella Samantha de Los Ángeles, o de sus escapadas a Upstate New York. Allí, Samantha brillaría en looks relajados de La Double J, Mother Denim y tops de Gucci.
Miranda Hobbes
¿Pragmática? Puede ser. Miranda siempre se presentó como la más lógica del grupo. Pero bajo su escepticismo, se escondía una visión adelantada a su tiempo. En 2025, su estilo vuelve a un minimalismo refinado y cerebral. Una perfecta sintonía compuesta por firmas como The Row, Max Mara o Lemaire, donde la inteligencia se impone a las tendencias.
Para sus arduas jornadas de trabajo —y sus momentos de pausa in-between— Max Mara, Tibi y Jil Sander le ofrecen esa sobriedad tan elegante que le deja estar impecable y cómoda simultáneamente. Piezas excelentemente construidas, tonos neutros y materiales nobles. Miranda representa el arte de vestirse con propósito, como nos contaba Amy Smilovic en Tibi.
Pero Miranda no es inmune a querer destacar. En momentos puntuales, la hemos visto permitirse looks alucinantes. Looks que en 2025 se traducirían en un total look de Bottega Veneta, bajo un abrigo de Saint Laurent.
Charlotte York
Y el romanticismo empedernido. Charlotte siempre fue una romántica. Y su estilo lo representa a la perfección: una mezcla prístina de feminidad, clasicismo y delicadeza que permanece intacta en 2025. El encanto de Miu Miu o Self-Portrait responde a su amor por los detalles femeninos, cinturas marcadas y paletas empolvadas.
En sus ratos en la galería, firmas como Victoria Beckham y Celine le permiten transitar entre lo tradicional y lo moderno, siempre con una elegancia que resulta natural. Sus looks representan el orden, la pureza, y un gusto impecable. Charlotte está siempre, siempre perfecta para la ocasión.
En su día a día, paseando por Nueva York con Elizabeth Taylor (su King Charles Spaniel), Charlotte mantenía igualmente su elegancia. Optaría por los lujosos acolchados de Moncler para sus paseos por Central Park. O un conjunto de falda lápiz, polo y cárdigan de punto de Prada para las actividades del colegio de sus hijas.
Pero aunque viva en un mundo en tonos crema y pastel, siempre hay lugar para la opulencia sobria de Bottega Veneta, o los alucinantes toques de color de Valentino. Charlotte es costura, de los pies a la cabeza.